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lunes, 24 de septiembre de 2012

¡¡Búscalo!!


¡¡Búscalo!!
Amigo, ¡¡búscalo!!

Entre el  verde boj espeso
relleno de luna blanca

Retozando en una nube
de hojas de otoño libres

Bajo el abrigo del roble
lleno de vida a su amparo

Junto a la encina en su abrazo
en el corazón de lo inmenso

En el arrullo del río
bajo el rumor del arroyo

En la frondosa  negrura
de un solitario recodo

Entre los rayos de vida
en la verdad natural


¡¡Búscalo!!
Amigo, ¡¡búscalo!!

domingo, 23 de septiembre de 2012

Sábado 22-09-12

Bajo un cielo claro, un sol de justicia y una temperatura, fresca a primera hora, pero que no ha dejado de aumentar hasta hacernos sudar, hemos batido la zona de La Torre, en LLinars. 

Vistas desde el puesto
Las expectativas eran altas, y más habiendo detectado la presencia de un buen marranazo en la zona. Así lo han confirmado las tremendas pisadas que hemos visto cuando, con mis  compañeros de cuerda, nos hemos dirigido a las paradas del roure, uno de los mejores puestos en la batida de hoy. 

 Al poco de darse la orden de soltar a los perros, oímos como los de Álvaro abordan "algo" por debajo de nosotros. Digo "algo" porque la zona está repleta de corzos, y, por lo tanto, es fácil que sea uno de estos animales el abordado. Pero no. Por la intensidad y la fiereza con la que los perros ladran parece que es un jabalí, como así confirmamos al poco tiempo. Oigo como los perros  van subiendo hacia mí, y me pongo en guardia. De todas formas sé que los marranos que se levantan en aquel fondo tienen carencia a salir por la parada del roure. Efectivamente, a los pocos instantes oigo como Jaime, que se encuentra en dicho puesto dispara tres veces. Primero un tiro, y tras un instante otros dos muy seguidos. "Pam.............PamPam". Esos dos disparos tan seguidos me suenan mal. Yo, a veces hago lo mismo, y cuando se dispara dos veces tan rápido, el segundo tiro se va alto por el retroceso del primero. Jaime confirma por la emisora mis sospechas. Resulta que cuando oye  los perros, se pone en guardia y espera que, lo que sea, aparezca por el claro que tiene enfrente. De repente oye un "crac" y al girarse se encuentra al marranazo, del que sospechábamos su presencia a primera hora,  casi junto a él. Y claro, el cochinazo al verlo sale como un F18. Jaime, todavía con la sorpresa encima le receta los tres viajes pero el jabalí se escapa. Consigue girar los perros y mantenerlos dentro de la batida. Después va a comprobar si a tocado al bicho, pero no. Yo, desde la parada de encima de él, oigo como un perro atraviesa la línea y sigue detrás el cochino.

El jabalí abatido
Al poco Germá, avisa de que sus perros han levantado una pareja de corzos. Otro compañero avisa de que ha tirado a un jabalí medianito, pero no lo ha tocado. También un zorro visita alguna parada. Hay movimiento. Parecen fuegos artificiales, dice alguien por la emisora.

Entonces David avisa de que le ha salido un cochino al que ha disparado dos veces, pero que no sabe si lo ha tocado. Paco le dice que busque por la zona a ver si lo encuentra. Al poco nos anuncia por la emisora de que ya lo tiene. Bueno, después de bastante movimiento  y bastantes tiros, al menos tenemos uno. 

La mañana va transcurriendo y el calor aumentando. 

Risco donde aparece la corza
En un momento de tranquilidad me paseo un poco por mi puesto, sobre unos riscos. Hago alguna foto del espectacular paisaje y, estando con la cámara en la mano, oigo debajo mío un "clec". Miro hacía abajo y veo justo delante de mí a una corza que me observa. No me muevo. Pienso que, aún descolgando lo más rápido que pueda la escopeta del hombro, es imposible poderle tirar antes de que desaparezca entre la espesura. Entonces, me digo, intentaré, al menos, y ya que tengo la cámara en la mano, hacerle una foto. Pero, tal y cómo sospechaba, al mínimo movimiento de mi brazo, sale zumbando. Aviso a Jaime por si le sale a él, pero no volvemos a tener noticias de la corza.

Tocamos retirada contentos porque ha sido una mañana divertida y emocionante. Una buena jornada de caza. Para celebrarlo, y como estamos muy cerca, nos vamos a La Cantina de LLinars, una estupenda fonda de montaña a la que vale la pena rendir visita, a tomar una cañita y a comentar la jugada.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Domingo 16-09-2012



Estupenda mañana con la que me ha recibido Berga hoy. Un día magnífico, de calor, sin una nube hasta el mediodía, cuando el cielo ha empezado a nublarse ligeramente.

La vistas desde el puesto
Reunión animada en La Cabana. Bastante gente. Tanta que el nen no ha tenido bastante con los números habituales para el sorteo de puestos,  y ha tenido que añadir al “bombo” unos cuantos más para cubrir la cantidad de cazadores que hemos asistido a la batida de hoy. 


Es normal. Como aún no se ha abierto la temporada de caza menor, algunos cazadores se apuntan al jabalí antes de poderse echar al monte en Octubre. Pasado el día del Pilar les veremos poco el pelo. Pero no hay problema, esto pasa cada año y todo el mundo lo sabe, por lo que son bien recibidos en el grupo. Además, que como pagan como el que más, pueden cazar cuando quieran y con quien quieran.

Después de los cafeses y ritos habituales, decidimos ir a batir el bosque de Berga. A mí me toca la zona del “Collet de la cabra” y hacia allá marcho siguiendo a nuestro amigo Vicens,  experimentado cazador de más de ochenta años al que no es fácil seguir por el monte por el ritmo que impone a pesar de su edad. La verdad es que la caminata desde el castillo hasta los puestos es agradable. Aunque el sendero, bastante estrecho a veces, no entraña, en esta época, ninguna dificultad. En invierno es diferente ya que está congelado casi en su totalidad y algún paso normal se convierte en peligroso. Mido con el gps de mi móvil la distancia hasta las paradas y me marca algo más de kilómetro y medio.



Retirándonos con los perros al final de la batida
Vamos llegando a las paradas. En el collet de la cabra se queda Vicens. En la siguiente parada se queda Jaume, y yo en la siguiente. La verdad es que las vistas desde mi puesto son espectaculares, y al estar en medio de la batida ofrece buenas oportunidades para conseguir mandar un recado a algún macareno. Toda la mañana se oye a los perros acosando. Primero a un zorro, después a un corzo, el cual es abatido. Nos avisan de que un marranazo se nos está acercando, pero se escapa entre Jaume y Vicens. Al rato oigo un disparo muy cercano. Es Jaume al que, mientras estaba almorzando, se le han presentado un par de cochinos de medida más que correcta, unos cuarenta kilos. Los animales lo ven y se paran, lo que aprovecha  Jaume para cambiar el bocata por la escopeta rápidamente y dar caza a uno de ellos.
Uno de los marranos abatidos


Finalizando la batida se detecta que los perros están acosando rayones. Por la emisora se da orden de no tirar a ningún marrano que pudiera ser la hembra que los está criando para que los cochinillos tengan futuro. Así se hace y, prácticamente dejamos de cazar, además de conseguir que los perros cesen en su acoso y acudan a la llamada de sus respectivos perreros.


Sobre las doce tocamos retirada. Mucho calor. Al final se han abatido dos cochinos  y un corzo al que se le ha puesto el correspondiente precinto, tal y cómo marca la ley.


En resumen, un estupendo día de caza.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Empieza la temporada

El pasado día 2 inicié mi actividad cinegética esta temporada. 

Recordando el calor que pasé en mi primer día de caza la temporada pasada, decidí ponerme una camiseta y llevarme un jersey ligero convencido de que no lo iba a usar. Craso error. Cuando llegué a Berga, el termómetro del coche marcaba unos escasos 8º. Por lo que enseguida pensé en toda la ropa de abrigo que dejé en casa y que, seguramente y como así fue, echaría de menos durante la batida.

Me alegré de reencontrarme con los compañeros y me sorprendió comprobar que a partir de ahora se realizará un sorteo de puestos en cada jornada de caza. No es un sorteo estilo montería, aunque si algo parecido. Cada cazador coge un número, y cuando vaya a la zona de las paradas que le haya correspondido por designación a dedo, el primero que se queda es el que tenga el número más bajo, y así hasta completar la cuerda. Con una excepción, los que saquen los números uno, dos y tres, tienen derecho a elegir el puesto al que quieren ir. Me parece bien. supongo que así se evitarán susceptibilidades y la rotación en los puestos será, digamos, más democrática.

Al ser la primera jornada de la temporada, se dedicó el tiempo necesario a repartir la documentación correspondiente y a explicar el funcionamiento del novedoso sorteo.

Una vez cumplimentado todo eso, se decidió batir la zona de la Mina y Cortics. La parada que me tocó en suerte, por mi número, estaba en un frondoso bosque. Y digo lo de frondoso porque cuando salió el sol lo busqué entre los pinos sin apenas encontrarlo, por lo que pasé un frío de narices toda la mañana.

La jornada estuvo entretenida ya que, aunque ningún marrano se dignó a rendirme visita, si que fueron varios los que corrieron por la zona, y fueron tres los abatidos por otros tantos compañeros. Corrió, además, algún zorro y algún corzo que fueron avistados pero a los que no se les pudo tirar.

Amanece en Berga

La parada

martes, 4 de septiembre de 2012

Cazando en Verso

Soy cazador. 

En los tiempos que corren no sé si pedir perdón, o decirlo con la boca pequeñita. Quizás no debiera decirlo, pero no suelo esconderme. 

Soy cazador, de afición tardía. Empecé a cazar el jabalí con treinta años, por una de esas revueltas que da la vida a partir de la cual haces cosas impensables en otros tiempos. 

Nací urbanita de Barcelona, pero desde muy jovencito sentí la llamada de la montaña. Con mis amigos de entonces aprovechábamos todos los fines de semana para salir al monte. Hacíamos rutas, acampadas, escaladas y grimpadas, pero sobre todo, y a parte de la amistad y de la juventud, disfrutábamos con y de la naturaleza, de los paisajes, los amaneceres, del rumor del aire atravesando el bosque, o del frío de una cumbre, desde la que divisabamos, a nuestros pies, todo un territorio por descubrir. 

Seguramente por todo eso, en cuanto tuve oportunidad me fui a vivir a la montaña. Y fue entonces cuando descubrí, gracias a la gente del pueblo en el que vivía, la caza del jabalí. Aquello que jamás pensé que haría, ir a cazar, se convirtió en una pasión que dura hasta el día de hoy. 

Digo pasión porque a la emoción de disfrutar de la naturaleza, se suma la emoción de la caza. A los momentos gozosos que me regala la naturaleza por el mero hecho de estar entre sus manos, se suma la tremenda e intensa emoción de esa actividad ancestral. Es algo que me iguala a todas las generaciones anteriores a nosotros, y que me pone en la misma tesitura en las que se encontraban los primeros hombres. 

Cuando estamos cazando el jabalí entre la frondosidad de un bosque, estamos en un lugar y en una circunstancia atemporal. 

Y todo eso me emociona y me conmueve profundamente. 

La luna me mira
La noche me guía
El camino me lleva
En volandas

El corazón cabalga
La emoción me llena
El aire me avisa
La esperanza

El sol me espera
El roble me abraza
La encina me acuna
La alegría

El arroyo me canta
La flor me acelera
El silencio me inunda
La mirada