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lunes, 17 de septiembre de 2012

Domingo 16-09-2012



Estupenda mañana con la que me ha recibido Berga hoy. Un día magnífico, de calor, sin una nube hasta el mediodía, cuando el cielo ha empezado a nublarse ligeramente.

La vistas desde el puesto
Reunión animada en La Cabana. Bastante gente. Tanta que el nen no ha tenido bastante con los números habituales para el sorteo de puestos,  y ha tenido que añadir al “bombo” unos cuantos más para cubrir la cantidad de cazadores que hemos asistido a la batida de hoy. 


Es normal. Como aún no se ha abierto la temporada de caza menor, algunos cazadores se apuntan al jabalí antes de poderse echar al monte en Octubre. Pasado el día del Pilar les veremos poco el pelo. Pero no hay problema, esto pasa cada año y todo el mundo lo sabe, por lo que son bien recibidos en el grupo. Además, que como pagan como el que más, pueden cazar cuando quieran y con quien quieran.

Después de los cafeses y ritos habituales, decidimos ir a batir el bosque de Berga. A mí me toca la zona del “Collet de la cabra” y hacia allá marcho siguiendo a nuestro amigo Vicens,  experimentado cazador de más de ochenta años al que no es fácil seguir por el monte por el ritmo que impone a pesar de su edad. La verdad es que la caminata desde el castillo hasta los puestos es agradable. Aunque el sendero, bastante estrecho a veces, no entraña, en esta época, ninguna dificultad. En invierno es diferente ya que está congelado casi en su totalidad y algún paso normal se convierte en peligroso. Mido con el gps de mi móvil la distancia hasta las paradas y me marca algo más de kilómetro y medio.



Retirándonos con los perros al final de la batida
Vamos llegando a las paradas. En el collet de la cabra se queda Vicens. En la siguiente parada se queda Jaume, y yo en la siguiente. La verdad es que las vistas desde mi puesto son espectaculares, y al estar en medio de la batida ofrece buenas oportunidades para conseguir mandar un recado a algún macareno. Toda la mañana se oye a los perros acosando. Primero a un zorro, después a un corzo, el cual es abatido. Nos avisan de que un marranazo se nos está acercando, pero se escapa entre Jaume y Vicens. Al rato oigo un disparo muy cercano. Es Jaume al que, mientras estaba almorzando, se le han presentado un par de cochinos de medida más que correcta, unos cuarenta kilos. Los animales lo ven y se paran, lo que aprovecha  Jaume para cambiar el bocata por la escopeta rápidamente y dar caza a uno de ellos.
Uno de los marranos abatidos


Finalizando la batida se detecta que los perros están acosando rayones. Por la emisora se da orden de no tirar a ningún marrano que pudiera ser la hembra que los está criando para que los cochinillos tengan futuro. Así se hace y, prácticamente dejamos de cazar, además de conseguir que los perros cesen en su acoso y acudan a la llamada de sus respectivos perreros.


Sobre las doce tocamos retirada. Mucho calor. Al final se han abatido dos cochinos  y un corzo al que se le ha puesto el correspondiente precinto, tal y cómo marca la ley.


En resumen, un estupendo día de caza.

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